Como cada año por estas fechas, después del Gordo, llega el sorteo del niño de Ikea. La empresa sueca ya ha empezado a repartir ilusión a futuros padres que se harán con los niños, rebautizados con nombres suecos, que nunca fueron recogidos de la guardería de sus tiendas. Muchos clientes ya esperan en la zona de cajas con sus boletos a la espera de poder llevarse alguna criatura a casa. “El más cotizado de este año es un chaval rubito muy simpático que lleva en tienda desde el mes de abril”, asegura Laura Fernández, jefa de Ikea Badalona.
Los niños que no le toquen a nadie en el sorteo pasarán a ser formados para trabajar de cajeros. “Todos nuestros cajeros fueron niños olvidados por sus padres”, admite Fernández. “Como se han criado en nuestras guarderías tienen muy interiorizada la filosofía Ikea y se adaptan muy bien al trabajo”, celebra. “Yo misma fui olvidada por mis padres un sábado por la tarde y 20 años después ya era la jefa de la tienda”, se sincera.
En la dirección de Ikea preocupa que cada vez más padres abandonen a sus hijos en las guarderías de los centros. “Recogedlos o haremos salchichas”, avisan desde la compañía, cansados de tener que educar a millones de niños de todo el mundo. “Hay mucha masificación en nuestras guarderías y eso incrementa el riesgo de que haya un motín”, informan desde el departamento de seguridad. “Los niños en Ikea se asilvestran”, advierten.
Ikea no es la única tienda que se ve obligada a sortear niños durante las Navidades. En El Corte Inglés también llevan a cabo la misma práctica porque muchos padres pierden a sus hijos de vista cuando los dependientes de la entrada les lanzan perfume a los ojos.
