Una alianza de todos los partidos habría ganado las Elecciones Generales del 10 de noviembre con mayoría absoluta en el Congreso y sin ningún hueco para los demás partidos. Los votos sumados de todas las formaciones políticas habrían logrado todos los escaños en lugar de los que han obtenido por separado. El proyecto de unidad electoral, sin embargo, no salió adelante a pesar de que era evidente que facilitaría la gobernabilidad y daría estabilidad al país.
Aplicando el sistema de reparto de escaños, la ley d’Hondt, con los votos sumados formar un gobierno sería facilísimo, haciendo mucho más sencillo hacer frente a los desacuerdos de la izquierda, a la fragmentación de la derecha y al desafío de los nacionalismos. Por no hablar de la ultraderecha, que desaparecería del mapa electoral al ser integrada en un gran partido sin ideología.

«La complicada situación política del país empujaba a una gran coalición, pero los personalismos de los líderes les ha impedido actuar con responsabilidad», comentaba esta mañana el politólogo Andrés de Jorge, que considera que se ha perdido una gran oportunidad.
Esa gran coalición, que los politólogos aconsejaban, se hubiera llamado “España” y dentro de la misma tendrían cabida todos los actores políticos del país. Lamentablemente, los partidos han preferido ir por libre y el bloqueo permanece, con un mapa que es incluso más complicado que hace unos meses.