Andrés (nombre ficticio) paseaba por una estrecha calle esta mañana mirando su teléfono móvil cuando, según han declarado algunos testigos, perdió la pierna de cuajo al chocar contra un bolardo situado aproximadamente en el último tramo de la acera.
“Ay, que me mato”, dijo para sí mismo en un primer momento, y, sorprendido ante la estupefacción general de los transeúntes, Andrés sonrió tranquilo asegurando que esa pierna no era suya y que él “estaba bien”, para inmediatamente después continuar su camino dejando atrás un gran charco de sangre mientras silbaba “como si nada”.
El Ayuntamiento de Madrid, consciente del peligro que supone en algunos casos el mobiliario urbano, ha tomado cartas en el asunto para prevenir este tipo de accidentes. La primera medida consistirá en cambiar las frases de poesía urbana de los pasos de cebra por advertencias a los peatones, sustituyendo así “voy a comerte a versos” por “cuidao con la rodilla”.