195 autorretratos pintados obsesivamente entre 1888 y 1892 confirman lo que muchos historiadores del arte sospechaban desde hacía décadas: la oreja de Vincent Van Gogh se separó del artista para poder desempeñar una carrera en solitario. La firma “Het Oor” (la oreja, en neerlandés) y la técnica (cera sobre madera) han certificado “el milagro”: esos cuadros, abandonados durante décadas en un desván de una casa de la localidad francesa de Auver-sur-Oise, son obra de la oreja más famosa de la historia del arte.
La diferencia en el estilo y las temáticas entre Vincent y la oreja fue lo que, según los expertos, precipitó la separación “que fue debida a motivos puramente artísticos y no a una automutilación o resultado de una desafortunada trifulca”. Los cuadros, hasta ahora abandonados en un desván, serán restaurados y exhibidos en una nueva sala del museo Van Gogh de Amsterdam, de la que ya se están preparando las audioguías.
La carrera de la oreja recuerda al del disco “Fellatio Superstar” (1998), grabado por las costillas del cantante Marilyn Manson, que publicaron 12 temas en solitario a finales de los noventa.