Un año más confiaste el cuidado de los geranios a tu vecino y, un año más, al regresar de las vacaciones has comprobado que no se puede confiar en él. Ahora el daño ya está hecho pero debes a tus plantas un entierro digno. Como ocurre con todas las especies del género Pelargonium, el ritual funerario de los geranios es largo y con una elevada carga simbólica. Pero estás en deuda con el reino vegetal, así que ponte a ello y sigue estos pasos.
El sarcófago: Cualquier cadáver de la división Magnoliophyta debe introducirse en un sarcófago que imite la forma de las hojas del geranio, hecho a base de piedras encajadas a presión con formas triangulares, cuadradas y circulares. Algunas tiendas de jardinería disponen de kits de montaje de sarcófagos, pero asegúrate de que el modelo corresponde al de la familia Geraniaceae. Antes de introducir los restos mortales, debes cubrir la planta muerta de heces, que en su cultura son sinónimo de prosperidad y auguran una feliz estancia del geranio en el reino de los cielos. Pueden ser tus heces o las de tus mascotas, pero lo suyo es que honres su memoria con excrementos tuyos.
La cámara mortuoria: Cuando cada uno de los geranios tristemente fallecidos repose ya en su sarcófago, deberás excavar un agujero de unos tres metros de profundidad en el balcón, con anchura suficiente para que quepan en él todos los sarcófagos. Puede que a tu casero le desagrade la operación, pero haberlo pensado mejor antes de dejar los geranios al cuidado de Rubén.
La ceremonia de despedida o «Curat ut quam pacratice ualeas»: Todos los miembros de la familia debéis formar un círculo alrededor del agujero de la cámara mortuoria, cada uno con una regadera llena de agua destilada, símbolo de pureza. Debéis vestir todos de verde y poner música clásica de fondo, a poder ser la misma que oían tus geranios cuando vivían (en Spotify encontrarás también la lista de reproducción «Música para geranios muertos»). Luego, debéis recitar al unísono los cantos del «Curat ut quam pacratice ualeas»:
Numidarum prima geranium
Plantina genere regio
bona mater bona coniunx
hic sum sepulta multis
lacrimis meorum amaris
matoja honesta praeter alias botanicas
hic sum sepulta exorta genere regio
ter denos annos et ter ternos functa cura
bonarum geranium.
Tras la ceremonia, la cámara debe ser cubierta por tierra de abono y luego regada con el agua de cada una de las regaderas. Los integrantes de la familia en este momento puede decir también unas palabras si lo desean.
La mudanza: Como en el balcón de tu casa ya no crecerá nunca más otro ser vivo, la tradición establece que sus habitantes deben abandonar la estancia, convertida para siempre en cementerio de geranios. Por lo tanto, deberéis empezar una nueva vida en otro sitio. Por suerte, estaréis alejados del puto Rubén y además contáis con la ayuda del portal Idealista, donde encontraréis las mejores ofertas.