«Ah, hostias, que no era a mí». Con estas palabras reconocía estupefacto el piloto de un avión de Iberia su confusión después de aterrizar esta mañana en la avenida de la Libertad de Coslada, en Madrid, donde una señora hacía señales a su marido para ayudarle a aparcar el coche. Al parecer, la mujer llevaba un bolso de color amarillo que, desde las alturas, el piloto confundió con el dispositivo de señalización de un auxiliar de pista.
«Estaba agitando los brazos para decirle a Antonio que podía seguir echándose para atrás, que no le deba al otro, y de repente hemos oído un ruido espantoso y el avión me ha pasado rozando la cabeza. Ha dado una vuelta en círculos y ha aparcado al lado de nuestro coche», relata la mujer, que piensa demandar a la compañía aérea «porque ayer fui a la peluquería y mira ahora cómo me han dejado».
Iberia se ha disculpado a las pocas horas del incidente, insistiendo en que la proximidad con Barajas y los gestos de la señora «podían confundirse fácilmente con el procedimiento habitual de aterrizaje». Ahora el avión está intentando reiniciar la marcha pero su incorporación a la rotonda, necesaria para entrar en la vía principal y despegar, está siendo complicada por las dimensiones de la aeronave. «Yo podría ayudar a maniobrar pero no es plan de que vuelva a bajar otro», comenta la mujer.
El Ayuntamiento de Coslada ha advertido a Iberia de que, si el avión no despeja la zona, será multado por encontrarse estacionado en una zona de carga y descarga.