Antes incluso de que se cierren los colegios electorales y de que empiece el recuento, los nervios en la sede del PSOE han hecho que muchos de los altos cargos del partido se hayan abalanzado sobre las bandejas de los canapés buenos y a estas horas ya se hayan acabado los de salmón, anchoa, hamburguesa y sobrasada con huevo frito de codorniz, según informan fuentes del partido.
“Será una noche larga”, confirma un miembro del equipo de campaña de Pedro Sánchez con varios palillos en las manos sin dejar de mirar el televisor y susurrar “vamos, vamos, vamos, puto Ferreras, di ya si hemos ganado de una vez, hostia”.
El candidato a la presidencia, Pedro Sánchez, es el único que no ha comido nada porque ha estado toda la tarde encerrado en su despacho vomitando.
Forocoches, que una noche electoral envió pizzas a la sede de Ferraz, esta vez ha optado por enviar antidepresivos.
En la sede de Vox, un búnker bajo tierra, siguen disponiendo de provisiones y energía para 50 años.
