Jorge Fandiño, de cuatro años de edad, sustrajo esta madrugada la dentadura postiza de su abuelo sacándola con las manos del vaso en el que ésta flotaba para llevársela a su cama y dejarla bajo la almohada. ¿Su objetivo? Estafar al Ratoncito Pérez haciéndole creer que ha perdido muchos dientes y obtener así una gran cantidad de obsequios.
«De esta me retiro», comenta emocionada la criatura, que insiste en que se trata de un «golpe maestro» del que su propio abuelo se sentiría orgulloso si no estuviera ocupado buscando sus dientes. «Es injusto que los abuelos reciban tantos regalos por perder los dientes porque ellos ya no pueden disfrutarlos», argumenta Fandiño.
Hace dos meses, el niño ya estafó a sus padres comunicándoles que su amigo invisible había muerto atropellado por el camión de la basura. Para superar el supuesto trauma, ahora Jorge cuenta con seis amigos invisibles a los que ha engatusado para que dejen decenas de regalos encima de su cama cada semana.
El próximo proyecto de Fandiño es «desarrollar un tumor porque esto supondría regalos a mansalva», por lo que ya ha empezado a hacer algunas pruebas con plastilina.