Lamentando tener que estar «pendiente de todo en esta casa», Fichino, un gato de tres años de Barcelona, se ha visto obligado a morder la cara de su dueña para despertarla a toda costa, dado que ya han pasado las cinco de la madrugada y todavía sigue durmiendo, según han informado fuentes cercanas al felino. “Mierda, mierda, mierda. ¡Mira qué hora es! ¡Se ha vuelto a dormir! ¡No me lo puedo creer!”, ha declarado el gato maullando histérico.
“Voy a tener que patearle la espalda, gritar como un loco, arañarle los pies y morderle la cara como siempre. ¿Es que soy el único adulto de la familia? Si no la despierto esta se queda durmiendo hasta, por lo menos, las ocho”, ha declarado el gato, que también lamenta tener que estar pendiente de otros asuntos y verse forzado a avisar a todo el mundo, mediante gritos de alarma, cuando su bol de comida se ha vaciado un poquito.
Los planes del gato pasan por correr de un lado a otro del piso y tirar un jarrón al suelo a fin de armar algo de jaleo y desperezar a la perezosa de su dueña. “Esto es como cuando se dejan la puerta de la terraza cerrada y la abren para que yo salga y luego tengo que volver a maullar para que la abran para que yo entre. Todo está mal siempre en esta casa y estoy cansado de tener tantas responsabilidades”, ha declarado tras correr en círculos sobre el abdomen, la cabeza y las piernas de la mujer.
Después de asegurarse de que su dueña está completamente despierta y que no hay ninguna posibilidad de que vuelva a coger el sueño, el gato ha caído rendido en el sofá con la tranquilidad que da el deber cumplido.