Diciendo que lleva suficientes años demostrando su lealtad a la empresa, un directivo de Oscar Mayer ha comunicado a sus superiores que considera que ha llegado el momento de recibir el coche salchicha de empresa y el teléfono hamburguesa de empresa. “Para empezar, esos dos incentivos son el motivo por el que empecé a trabajar aquí”, dice el ejecutivo.
“Va siendo hora de demostrar mi estatus dentro de la industria cárnica y circular por ahí con ese coche grotesco”, dice el trabajador, insistiendo en que ha trabajado muy duro para la compañía. Defiende que ni siguiera está pidiendo que le financien un apartamento, algo habitual en las empresas importantes y que, en el caso de Oscar Mayer, estaría “enteramente construido de carne picada”. “Solo pido un coche corporativo para poder ir a ver a los clientes”, reitera.
El directivo considera que, si la compañía no hace el gesto de ofrecerle el coche de empresa, aceptará una oferta de Red Bull, donde todos los trabajadores tienen un coche oficial construido con varios cartones y unas ruedas viejas y que solo funciona cuando va cuesta abajo.