Decenas de individuos disfrazados de Bob Esponja se han ido desplomando a lo largo del día en distintas ciudades del mundo conforme les llegaba la noticia del fallecimiento de Stephen Hillenburg, creador del personaje de animación. Aunque algunos de ellos han sido reanimados por los servicios de emergencia, la mayoría no ha podido superar la enorme pena provocada por el deceso de su ídolo y referente.
«La mayoría de estas personas son inmigrantes que vienen de lejos y no precisamente por el dinero sino para expandir su amor por Bob Esponja. Y la muerte de Hillenburg les ha provocado un vacío tan grande que no existe gomaespuma en el mundo que pueda llenarlo», explica el psicólogo Roberto Suárez.
En España, los ayuntamientos de grandes ciudades como Madrid o Barcelona, cuyas áreas turísticas suelen estar llenas de personas disfrazadas de Bob Esponja, han pedido a la ciudadanía que avise si presencia el desfallecimiento de alguno de ellos. También solicitan «que se trate con el máximo cariño a estos inmigrantes, no solo porque su cometido es noble sino también porque el suyo es un trabajo muy difícil y con pocas gratificaciones», explicaba la alcaldesa madrileña, Manuela Carmena.
Varios hombres disfrazados de Predator, Alien, Pikachu y Dora la Exploradora, entre otros, se han solidarizado con los fallecidos celebrando un minuto de silencio y vistiendo de luto debajo del disfraz.