- La actualidad del mañana -
- La actualidad del mañana -

Este es tu último artículo gratis este mes. Te queda un artículo gratis este mes. Te quedan unos pocos artículos gratis este mes.
No renuncies a la Verdad, suscríbete

Suscríbete

Ingresado el propietario de Cantajuegos, convencido de que es un cucharón

"SOY UN CUCHARÓN, TÚ ERES UNA CUCHARA, USTED ES UN BOL", VA REPITIENDO

Este contenido es posible gracias a las personas que respaldan El Mundo Today con su suscripción. Ayúdanos a seguir siendo el mejor medio de información del país y suscríbete.

«Soy un cucharón, tú eres una cuchara, usted es un bol». Esto es lo que, desde hace unos meses, va repitiendo Vicente Sanchís a todo aquel que se cruza en su camino. Sanchís, de 66 años, es el creador y responsable de Cantajuegos, un proyecto de entretenimiento infantil famoso por canciones como «Soy una taza». Según parece, su implicación en estos espectáculos para niños le ha afectado psicológicamente y ahora, según confirma el parte médico, cree que es un utensilio de cocina y que todas las personas que le rodean son sartenes, cucharas, tazas y otros enseres similares.

«Chú chú», sentencia el afectado cuando se le pregunta si se encuentra bien. «Plato plano, y tú un cuchillito», asegura señalando a quienes le rodean. «¿Sabe cómo se llama?», le pregunta la médico que lo está atendiendo en el Hospital de Salud Mental Malvarrosa, en Valencia. «Olla exprés», responde convencido.

El informe de los expertos asegura que Sanchís sufre las consecuencias del estrés y de una exposición demasiado prolongada a las canciones de Cantajuegos. «Se ha refugiado en el mundo de los utensilios de cocina, donde cree que es feliz y que está con los suyos. Si le enseñas una taza, te dice que es ‘Mi gente'», explica la doctora Margarita Ramos.

Dentro de la gravedad, Ramos recuerda que se han dado casos peores: «Un padre de familia vino aquí convencido de que era el Pollito Lito, se escapó de la jaula y nunca más se supo», explica. «Al menos el señor Sanchís se limita a merodear por la cocina y, como mucho, se mete en el lavavajillas, pero aparte de perder un poco de brillo poco más puede ocurrir. Lo único que hay que vigilar es que no se caiga al suelo y se rompa», argumenta.

spot_img

Apúntate a nuestro boletín de titulares

Últimas publicaciones

spot_img
spot_imgspot_img