Asumiendo que forman parte de la tradición, al fin los sacerdotes y los políticos conservadores tendrán su propia carroza en la cabalgata del Orgullo LGTBI, desde la que podrán criticar la sexualidad y el estilo de vida del resto de participantes mientras, además, contemplan sus cuerpos semidesnudos y la exhibición desinhibida de su sexualidad.
“Siempre han estado ahí y no podíamos seguir excluyéndolos de una celebración que viven con tanta emoción como todos los demás”, explica un portavoz de la organización del Orgullo Gay de Madrid. Y añade: “Aquí hay homosexuales, transexuales, bisexuales… y la opción sexual de este colectivo es criticar las otras opciones sexuales sin dejar de contemplarlas por lo que, por supuesto, son de los nuestros”.
Jaime Raudal, que se define como católico y es concejal del Partido Popular en Guadalajara, aplaude que al fin se les dé cabida en una celebración que vive “con muchos nervios y con mucha entrega”. “Yo también necesito un espacio en el que, con todo el orgullo y la desvergüenza del mundo, poder gritar a la gente que son unos guarros mientras disfruto de lo guarros que son”, explica este ciudadano que acude cada año al desfile y que, por primera vez, podrá hacerlo desde uno de de los camiones.
La carroza de los políticos conservadores estará situada siempre a cien metros del resto para poder mirar desde la distancia.