En grandes cajas de cartón y envueltos en papel de burbujas. Así está «facturando» el personal del aeropuerto de Barcelona a todos los pasajeros que hasta ahora se encontraban atrapados en largas colas frente al control de seguridad a causa de la huelga de los trabajadores de la empresa Eulen. «Hemos llegado a Berlín en un avión de transporte de mercancías. Pasas un poco de frío y viajas en una caja, pero tienes más espacio para las piernas que en un asiento de la clase turista», explica uno de los viajeros que ha logrado sortear el caos de El Prat.
AENA reconoce que, efectivamente, «estas cajas son equiparables a nivel de confort a un asiento de cualquier aerolínea de bajo coste y, además, están tan bien selladas acústicamente que los bebés no molestan a nadie durante el vuelo», en palabras de un portavoz de la gestora aeroportuaria.
«Yo pagué un billete de primera clase y han envuelto mi caja con papel de celofán y un lacito en la parte de arriba, se agradece el detalle», comenta otro de los afortunados que llevaba horas de pie soportando una cola interminable. Algunos pasajeros minusválidos han podido viajar también sin impedimentos dentro de cajas metidas en carritos de supermercado empujados por el personal de asistencia.
Los empleados en huelga critican que la medida eche por tierra sus reivindicaciones y ponga en riesgo sus puestos de trabajo. Se niegan a aceptar las palabras del ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, que esta mañana daba el conflicto por zanjado. «Es una pena que hayamos tardado tanto en dar con la solución definitiva, era de cajón», sentenciaba el ministro.