Rebeca Farral, natural de Pamplona, ha sorprendido esta mañana a uno de sus hijos viendo vídeos pornográficos en su habituación. A raíz de este incidente, la mujer ha descubierto que la juventud consume pornografía «de fuera, industrial», cuando, según ella, «el porno hecho en casa, de toda la vida, es mejor y menos artificial».
«En casa siempre hemos cocinado platos de aquí, de la tierra, y hemos enseñado a nuestros hijos a apreciar lo nuestro. Por eso no entiendo que busquen cosas de fuera, supongo que les parece exótico, pero los chuminos que hay aquí, la variedad, la calidad, el sabor, no tienen nada que envidiar a los demás, al contrario», argumenta Rebeca, quien admite que «deberíamos haber hablado más de sexo con nuestros hijos, ayudarlos a desarrollar un paladar, igual que hemos hecho con el vino o con el resto de tradiciones».
La mujer intentará convencer a sus retoños «para que consuman el porno casero que hacemos sus padres, el de toda la vida, el que aprendimos de sus abuelos». Insiste en que «aquí se hacen las cosas con mimo, no como churros ni con añadidos raros que al final no sabes qué estás viendo ni con qué te la estás meneando. El porno de fuera viene de países del este hecho de cualquier manera, es todo plástico».
Al lado del táper con macarrones para el trabajo, Rebeca ha dejado una cinta VHS rotulada como «Francisco y Rebeca locura en Benidorm 2006» para que sus hijos le echen un vistazo «y aprendan cómo se hacen esas cosas aquí, en España».