Guillermo Fragual, zamorano casado desde hace 30 años con su esposa Milagros, propuso ayer a su mujer probar algo distinto en la cama para huir de la monotonía y ésta le dio la vuelta al colchón. «No negaré que es un cambio, pero esperaba algo más», confiesa el hombre, que sí notó que «por el otro lado el colchón es más duro y es un poco como cuando le cambias la suspensión al coche, que notar lo notas, pero tampoco te cambia la vida».
Fragual considera que «experimentar en las relaciones es fundamental» y reconoce que ha sugerido varias veces probar con juguetes sexuales. «Milagros me dijo que le parecía bien y compró una bolsa de plástico de agua caliente, color rojo pasión, que utiliza para calentarse los pies en la cama durante el invierno. Es cierto que sube la temperatura en cuestión de segundos, pero no es la idea que yo tenía en mente», dice el marido.
Pero Guillermo no es el único que desea probar cosas nuevas en la cama. Fue Milagros la que propuso atreverse con el sexo anual: «Consiste en hacer el amor cada once de noviembre, coincidiendo con mi cumpleaños, y el resto del año a dos velas. Es verdad que añade suspense pero no lo acabo de ver, igual es que no soy tan abierto de mente como yo creo», admite Guillermo, que por el momento ha declinado el ofrecimiento de su esposa.
Tampoco acabó de funcionar la experiencia del «roleplaying»: Guillermo sugirió fingir que él era un enfermo y ella una enfermera, pero ésta diagnosticó al paciente la enfermedad del sueño y Fragual tuvo que fingir que dormía hasta la mañana siguiente.
«Creo que lo más transgresor que he hecho a nivel sexual es hacerme una paja de madrugada escuchando El Larguero», sentencia el zamorano.