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¿Qué dicen de ti los muebles de tu casa que recogiste en la calle?

LOS MUEBLES QUE RECOGES MISERABLEMENTE DE LA CALLE REVELAN QUIÉN ERES

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Todos los españoles recogemos muebles viejos que vemos en la calle, especialmente desde que estalló la crisis. Pero no todos los muebles abandonados son iguales. Las elecciones que tomas a la hora de vaciar miserablemente un contenedor dicen mucho de tu personalidad.

El palet lleno de clavos. Eres una persona moderna, alternativa. Te gusta relajarte con los tuyos y no tienes miedo al tétanos.

La silla de oficina descosida. Eres austero, crees en las segundas oportunidades. No te importa trabajar desde una silla que ya no rueda, que no se regula y que necesita ser tapizada cuanto antes.

El mueble agujereado por las termitas. Te gusta lo vintage y eres un amante de los animales, en concreto de los insectos roedores. ¿Por qué ir a Ikea a comprar un mueble que tienes que montar cuando puedes recoger uno de la calle que se desmonta solo?

La lámpara que no funciona. Eres precavido. Con el precio al que está la luz, lo mejor es llenar tu casa de lámparas que no funcionan, así ahorrarás un buen dinero en electricidad cada mes.

El cuadro agujereado por un cuchillo. Aprecias el arte en todas sus expresiones. ¿A quién le importa que ese cuadro esté lleno de agujeros y que no tenga marco? Ese retrato de una señora apuñalada luce más que digno en la entrada de tu casa.

La tele de tubo. Eres un nostálgico, y aunque la tele no funcione porque está quemada y en lugar de enchufe tiene cables pelados colgando, te gusta sentarte durante horas a contemplar la pantalla negra e imaginar cómo sería ver una tele de verdad.

El sofá sin cojines en los que sentarse. Eres un poco agarrado. Lo de la tele o el cuadro aun vale, pero subirte a casa ese sofá es una guarrada. Ahí la gente se ha meado, se ha cagado, se ha drogado, y ahora tú lo utilizas para descansar.

La estantería pringosa del salón. Guau. ¿Qué es ese líquido tan asqueroso que baja por ella? Eres tan tacaño que no te importa. Ahí está la estantería luciendo en tu salón mientras un líquido viscoso gotea dentro de un cubo que también recogiste de la basura. Tienes que buscarte un trabajo, no puedes seguir subiéndote tanta porquería a casa.

El tablón de madera en el que te sientas. Eres algo obsesivo. No necesitabas ese tablón que encontraste en el suelo, quizá estás llevando demasiado lejos esto de recoger cosas de la calle.

La caja de cartón que utilizas para comer. Vaya, quizá deberías utilizar cubiertos. Esa caja está sucia y la comida se pega en el cartón. Eres deplorable.

El colchón con meados en el que duermes. No entendemos por qué has subido esa mierda a tu casa. Ve a tirarla antes de que cojas alguna enfermedad. Ni siquiera le has puesto una sábana bajera, ¿qué clase de monstruo eres?

Las fotos de una familia que no conoces. ¿Para qué demonios te has subido eso a casa? Eres un peligro para la sociedad. No deberían dejar que te acercases a la gente.

La señal de STOP que robaste. Tienes síndrome de Diógenes. Debes ponerte en manos de profesionales cuanto antes. Una cosa es recoger muebles y otra robar mobiliario público. Es el momento de que hagas caso a la señal que arrancaste del pavimento y pares.

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