El Chalet du Lac, el lugar de París elegido por el Frente Nacional para conocer anoche los resultados de las elecciones presidenciales francesas, recibió con tristeza y decepción la drástica derrota de Marine Le Pen. Sentimientos que sólo alivió la propia candidata cuando pidió una «transformación profunda» del FN y recordó que «al menos no ha ganado una mujer».
La reflexión de Le Pen fue la excusa perfecta de sus partidarios para no caer en el desánimo. «No lo había pensado: imaginad que llegamos a tener una mujer en la presidencia, hubiera sido una vergüenza por mucho que defendiera nuestros ideales», argumentaba una de las militantes, luciendo aún su camiseta de apoyo a la presidencia de Marine Le Pen.
«Es preferible que presida Emmanuel Macron, con su ridículo europeísmo, a tener que aguantar que una mujer dirija Francia», sentenciaba Florian Philippot, brazo derecho de Marine. «A nuestros votantes: gracias, pero cuidado la próxima vez», añadía. «A punto hemos estado de dejar en manos de una señora el futuro de esta nación», advertía.
«Tenemos cinco años para encontrar a un hombre de verdad que luche por la reconstrucción de Francia que nosotros defendemos. Si una mujer ha conseguido el 34% de los votos, un hombre tiene que poder ganar por mayoría absoluta sin demasiados problemas», apuntaba Le Pen, resistiéndose a caer en el pesimismo pese a las lágrimas que empapaban su rostro. «Mujer tenía que ser», susurraba al cierre de la jornada, ya con el micrófono apagado.