Decenas de vecinos de una urbanización situada a escasos kilómetros del Polo Norte se han quedado helados al presenciar cómo, tras una acalorada discusión, sus casas se veían reducidas a charcos. Las viviendas de los esquimales de la etnia inuit, naturales del norte de Alaska, se empezaron a derretir con los primeros gritos de la mañana y ya no pararon en todo el día.
“Todavía se desconoce el motivo original de la disputa pero las consecuencias han sido devastadoras”, declara el portavoz de la Policía Montada en colaboración con el FBI. “Todo apunta a una pelea doméstica pero, hasta que no tengamos más pruebas, no nos queremos mojar”, continúa. Numerosos vecinos culpan a una pareja conflictiva que vive en uno de los bloques de hielo más altos. “La misma pareja ya tuvo problemas hace unos años, cuando los bomberos tuvieron que acudir para apagar la llama de la pasión”, denuncian.
Aunque se espera que la situación mejore ahora que se han enfriado las relaciones entre ellos, las autoridades han decretado la guerra fría en todo el vecindario para evitar que la situación salpique a otras comunidades. «Es importante que los esquimales no hablen entre ellos, podrían romper el hielo», insisten los expertos. También se ha prohibido el acceso a las redes sociales para aislar a los vecinos de posibles incendios en Twitter.
No se vivía una tragedia tan significativa en el ártico desde que, a finales de los noventa, una de las más grandes petroleras dejase sin vivienda a cientos de esquimales para poder satisfacer las demandas de hielo en sus estaciones de servicio.