Los representantes de los pueblos aborígenes esquimales que habitan en la península de Chukotka, en Siberia, han reconocido esta mañana que sus «casas de nieve», conocidas como iglúes, «no funcionan». Sus usuarios admiten que dentro de estos refugios «hace un frío que pela» y señalan que «el hecho de que estén construidos con nieve no ayuda, porque la nieve está jodidamente fría». «Es que es de cajón», agregan.
«Uy, qué frío hace. Construyamos un refugio. ¿Pero sabes qué? Hagámoslo de nieve y hielo. Magnífica idea», insisten los esquimales.
«¿Se creen que por ser redondos calientan o qué? Qué van a calentar. Aquí lo único que calienta son los abrigos, como en todas partes», precisaba uno de los habitantes de Chukotka. «Tenemos más de diez palabras para referirnos a la nieve pero el puto frío que hace aquí es uno y el mismo», explicaba.
«Otro día hablamos del tema de hacer agujeros en el hielo para comer, como si el suelo fuera una máquina de vending», agregan los habitantes de esta región de Siberia, muy críticos con los estereotipos de los que son víctimas.
«¿Sabéis qué calienta más que el iglú? La jodida calefacción», han añadido los esquimales. «Pero claro, ¿si calientas el iglú sabes qué pasa? Que se deshace y se te cae encima y te rompe la puta cabeza», argumentan.