La Sociedad Española de Pornografía ha publicado un informe esta mañana en el que certifica que los penes del porno casero saben como los de antes en comparación con los de la industria convencional, que no saben a nada.
“Me recuerda a mi infancia porque sabe como la de mi abuelo”, reconocía hoy una actriz porno que, después de probar los rodajes caseros, “hechos con mimo y cuidado”, no volverá a consumir ni a rodar escenas de porno convencional, donde «enseguida se nota que es todo artificial».
“Sale más caro porque da menos dinero pero merece la pena porque es más sano y, si tienes un espíritu gourmet, no te conformas con menos”, reitera la actriz, que reivindica «las pollas criadas en libertad».
Los consumidores de porno casero recuerdan, eso sí, que el empeño por recrear el sexo cotidiano no debería llevar a los actores a copular sin ganas y con la luz apagada porque luego “no se ve nada en la pantalla”.