El líder del Partido Popular y presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, salió exultante de felicidad al balcón de la sede nacional de su partido en torno a la medianoche para compartir con los suyos la alegría por el triunfo electoral. Pasadas varias horas, el político sigue allí besando a su mujer y sin intención de volver a la rutina.
«No esperaba un resultado tan favorable y quiere compartirlo con su esposa sin ocultar su afecto», argumenta un portavoz del partido para justificar que el beso de la pareja se esté prolongando tantas horas. Algunos analistas, sin embargo, creen que Rajoy se ha refugiado en el beso «porque no sabe cómo afrontar otra ronda de pactos y otra legislatura y no es capaz de regresar a su trabajo».
Elvira Fernández, que ayer estaba visiblemente emocionada, sonriente y apoyando a su marido, muestra unos labios enrojecidos y parece muy cansada a estas alturas pero su esposo no aparta su rostro del suyo. «Las cámaras se han ido ya, la gente ha vuelto a la rutina pero ellos dos continúan viviendo un momento histórico», admiten fuentes de Génova.
El Partido Popular no descarta que Rajoy presente su propuesta de Gobierno sin despegar los labios de su mujer y sin pronunciar una sola palabra.