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No es un baño de masas, dado que el público que cabe en su lavabo de 5 metros cuadrados es más bien escaso, pero Marisa Fernandez (Madrid, 1956) prefiere los pequeños auditorios porque no está acostumbrada a lidiar con multitudes, especialmente si se trata de cantar en pelotas y en la ducha.

Su repertorio cambia según el día. “Elijo las canciones que tengo en la cabeza en ese momento, generalmente las que he oído en la radio. Un día me dio por cantar la del anuncio de los seguros, esa que dice Quién te llena de alegría… como yo. Va como va”, explica esta artista doméstica con miles de conciertos y duchas a sus espaldas.

Cuenta con seguidores fieles, casi todos familiares que conviven con ella, y el clima, aparte de húmedo, es tan relajado que la audiencia le consiente sus manías de diva.

“No soporto que caguen en pleno concierto. No solo porque me distraen, sino por el tema del olor. Si me ducho es para oler a limpio”, confiesa.

Pantene, Magno o Moussel se pelean por patrocinar sus conciertos, que de momento son gratuitos. “A veces pido que me acerquen la toalla o que me pasen la esponja por la espalda, pero más allá de eso me basta con que me escuchen”, dice. Marisa seguirá actuando en solitario y se niega a tocar otros instrumentos “porque no soy una guarra ni una salida”.

De momento, su música se puede disfrutar exclusivamente en su piso de la calle San Cosme 22, en Burgos. Hay que avisar con antelación y estar preparado por si toca sentarse en el suelo, cosa que no está tan mal porque a veces la taza del inodoro no se encuentra en perfecto estado de revista. Los recitales se ofrecen en dos formatos: el de media hora, que incluye cinco o seis temas y lavado de pelo con suavizante y mascarilla, y otro más breve de diez minutos, con dos temas cortos, lavado por encima y aclarado con agua fría.

“¿Para cuándo el disco?” le preguntamos, y Marisa reacciona con sorpresa, como si nunca se lo hubiera planteado. “Aquí lo único que hemos hecho es grabar a mi marido cuando ronca. Luego lo ponemos y es la risa. Pero lo de sacar un disco con mis conciertos en la ducha quizá no es mala idea”, argumenta. Lo que no está dispuesta a admitir son fotos. “Podéis sacar el baño si queréis, pero yo paso de salir en pelotas que luego lo colgáis en Internet y lo ven los pervertidos”.

DUCHA DE MARISA FERNÁNDEZ

Dónde: Calle Terrosa 21. 1ºB. 28025, Madrid.
Cuándo: Por la noche, cuando Marisa llega del trabajo.
Cómo: Mejor sin gafas, que con el vapor de la ducha luego no se ve nada.

APTO PARA: fans de la limpieza y la música de cámara.
NO APTO PARA: melómanos muy exigentes que no admiten gallos.