Este es tu último artículo gratis este mes. Te queda un artículo gratis este mes. Te quedan unos pocos artículos gratis este mes.
No renuncies a la Verdad, suscríbete

Suscríbete

Cada noche, en el Seat 125 con licencia de taxi número R-429461, tiene lugar una original propuesta: consiste en dar un repaso “al mejor flamenquito bueno” mientras el conductor te lleva al lugar de la ciudad que le indiques. Javier Mongollón, al volante de esta iniciativa, es un taxista con 30 años de profesión que lleva deleitando con su amplia selección de cintas a todo aquel que pare su taxi, sea o no aficionado al cante.

Este tradicional taxi de olores variopintos es, posiblemente, el último reducto que queda en Madrid de cuando era posible asistir a tablaos a escuchar a la generación de Camarón. Porque en este Seat 125 no solo disfrutamos de una exquisita selección musical, sino que en sus asientos de plástico negro también han llegado a sentarse los mejores.

“Una vez recogí a José Mercé y le llevé a su hotel y otra vez se subió un tío que era clavado al mismísimo Camarón”, admite Mongollón, palillo en diente, al repasar su profunda vinculación al mundo del flamenco.

En nuestro caso, la noche arrancó cuando le pedimos que nos acercara desde la Puerta del Sol a la plaza de Lavapiés y empezó a sonar El Lebrijano, todo un «must». Al rato, y como nos gusta dejarnos llevar, a Mongollón le propusimos que “seguiera su instinto” y le permitimos rodear Madrid varias veces por la M-30 para “evitar camiones de la basura” y también porque la carrera la pagaba la redacción.

En las tres horas que duró el trayecto (dimos varias vueltas a Madrid) pudimos hacer un auténtico repaso a toda la historia del flamenco, con Javier arrancándose a cantar a dueto con su radiocasete en los clímax de cada tema. Es una lástima que cada vez cueste más encontrar taxis como el de Javier. Pura tradición rebosante de duende.

 

TAXI R-429461

Dónde: En las calles de Madrid.
Cuándo: por las noches, pues durante el día el taxi lo lleva su cuñado que es más de M-80.
Cómo: lo mejor es dejarse llevar.

APTO PARA: melómanos que necesitan desplazarse.
NO APTO PARA: aburridos con coche propio.