“Un calentón derivado de la crisis de los cincuenta”. Así ha calificado Yanis Varoufakis su irrupción en el terreno político como ministro de finanzas de SYRIZA y su posterior participación activa en los debates sobre la crisis del euro, la economía europea y su oposición frontal a las medidas de austeridad impuestas desde la troika.
El economista y activista político asegura estar atravesando, a sus 54 años, un momento complicado en el que su cuerpo necesita “emociones fuertes” y la búsqueda de “una segunda juventud”.
“Las otras opciones, como tener una aventura con alguien más joven o practicar deportes de aventura, eran menos viables que lo de la troika”, dice.
Quien fue hombre de confianza de Tsipras afirma que también se compró una moto y volvió a vestir las cazadoras de cuero que usaba en su época de universitario. “Tuve un ligero choque con la moto y pasé un mes con el menisco fracturado y la cadera hecha polvo; lo de oponerse al poder del capital es mucho más inocuo para todo el mundo y nadie sale herido”, cuenta.
Esa necesidad de aventuras fue, insiste Varoufakis, lo que le llevó a convertirse en la cabeza visible de la oposición al FMI, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo. “Sé que tengo todas las de perder pero vuelvo a sentirme como el adolescente con melena y camisetas de Che Guevara que algún día fui”, confiesa.
Varoufakis afirma que, si su lucha contra las medidas de austeridad y los recortes de la troika fracasa, se pondrá un pendiente.