Aprovechando el par de horas libres que tiene por las noches después de mandar a Iñigo Errejón a la cama, Pablo Iglesias ha pasado varios días bordando con dedicación el nombre “Iñigo” en los cuellos de todas las camisas de su compañero de partido a fin de que no las confunda con los de otros diputados.
“Tengo muchas ganas de que el país sea gobernable y empecemos a ir al Congreso y a tener horarios, porque Iñigo en casa da mucha guerra”, ha declarado Iglesias a la prensa.
El secretario general de Podemos recogió el pasado martes su acta de diputado y el portafolios que reciben todos los parlamentarios. También lo hizo su compañero Errejón. “La cartera es pequeña pero espero que tenga un sitio donde guardar una muda limpia por si se ensucia”, ha explicado Iglesias, preocupado por el compartamiento de Errejón en el Congreso. “Él es muy bueno y los otros siempre se aprovechan, pero seguro que le va bien porque iremos los dos juntos”, ha explicado.
El político también espera que en la Cámara Baja haya algún sitio donde Errejón pueda comer tranquilamente el pan con azúcar que suele desayunar a media mañana.