Según el último informe presentado hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2022 el 70% de los niños españoles se llamará Bunbury o Melendi. Entre las niñas, los nombres más frecuentes serán Malú (40%), Activia (25%) y Vetustamorla (35%).
Esta nueva realidad que se avecina no ha pasado desapercibida a la Iglesia, que ha alertado de la necesidad de reformar el santoral para que estos nuevos nombres no queden al margen de la tradición. “Hay que ir pensando ya en San Macaco o en la Virgen del Rubius”, explica el padre Almunia, portavoz de la Conferencia Episcopal.
“Ahora es la sociedad la que determina el nombre de los santos y no al revés”, admite el prelado, argumentando que “la cantidad de reproducciones que tiene El Rubius en YouTube bien merece la categoría de milagro”.
El Gobierno también plantea reformas en el Registro Civil para poder inscribir a los recién nacidos con nombres como “Putoamo Garcés”, “Antonio Feat. Pitbull López” o “Burlao Santos”. Incluso los emoticonos de WhatsApp sustituirán en muchos casos al nombre tradicional, según previsiones del INE.