El parque Juan Carlos I de Madrid ha recibido esta mañana la visita de un perro «muy travieso y juguetón», en palabras de su dueña, que lleva toda la mañana persiguiendo a los transeúntes con los restos de un brazo humano entre los dientes.
«Te persigue porque quiere que le tires el hueso», insiste la propietaria, que entiende por «hueso» el trozo de extremidad sangrante que el animal ha arrancado a alguien hace pocos minutos, a juzgar por el aspecto de la carne, aún fresca.
«Si corres es peor porque te va a perseguir creyendo que tú también quieres jugar», ha gritado la mujer a un hombre que intentaba escapar del animal subiéndose sin éxito a un sauce.
«Deja, deja que te huela», ha pedido la dueña mientras el perro, dejando el brazo medio mordido en el suelo, examinaba la pierna derecha del hombre, rasgando la tela de su pantalón, para luego dejarlo y volver a agarrar su trozo de extremidad con la boca y seguir correteando por el parque.
Según la propietaria, el perro «no hace daño si no le provocas y primero te avisa», entendiendo por aviso un desgarro en el cuello, la cabeza o las extremidades que, en el mejor de los casos, puede requerir varios puntos de sutura. «Si tú te agitas o le das en la boca, él sigue mordiendo, claro, porque se asusta», matiza la señora.
Aunque el perro desea arrancar una cabeza de un niño para perseguirla cuesta abajo, hasta que esto no ocurra la Policía local no puede hacer nada para detener al animal.
«Si nadie reclama ese brazo, nosotros no podemos hacer nada. Si le vemos decapitar a alguien o seccionar el tronco de un bebé o lo que sea, entonces ya sí que nos podemos poner serios», argumentan las autoridades.
«Mueve la cola porque está contento», apunta la dueña del animal mientras éste intenta enterrar el brazo «justo en el mismo sitio en el que escondió ayer el otro hueso, mira tú si es listo», explica la señora. «¿Ves? Este es el hueso que enterró ayer, aún se acuerda», dice señalando varios restos humanos.
