La sonora y masiva pitada que recibió el himno nacional de España en los instantes previos a la final de la Copa del Rey ha emocionado a nueve de cada diez españoles, según un informe presentado esta mañana en la sede del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).
Según las encuestas, las pitadas al himno refuerzan el sentimiento de pertenencia a España y contribuyen a la cohesión social. «Es un efecto de la psicología inversa que se plasmó incluso en el rostro del presidente de la Generalitat, Artur Mas, quien no pudo reprimir sus emociones», detallan los expertos.
El propio Mas confesó tras los silbidos que no le hubiera importado oír el himno otra vez, pues se le hizo corto. También Felipe VI aprovechó que iba al baño para pitar el himno fuera del alcance de las cámaras.
«Cuando insultan a tu hijo en el colegio y vas tú y lo salvas, sientes que le quieres más, que depende de ti y que siempre te tendrá para cuidarle», explica uno de los asistentes a la celebración de la final.
«Yo soy catalán e independentista, pero la pitada estimuló un sentimiento nuevo que me llevó a empatizar con nuestro himno. ¿Lo ven? Ya he dicho ‘nuestro himno’. Llevo toda la mañana silbándolo en el trabajo y mis colegas me lo pitan. Sentimos que formamos parte de algo muy grande», argumenta.
Tras el descubrimiento de este fenómeno de la psicología de masas, el Gobierno ha anunciado su intención de añadir los pitos al himno original.
«Nos obsesionamos con añadirle una letra cuando en realidad lo que le faltaba era una sonora pitada», han reconocido fuentes del Ejecutivo.
