Describiéndolo como “un gran avance en equidad y comunicación entre compañeros de trabajo”, la sede barcelonesa de Jenkins & Co. ha inaugurado esta semana unos nuevos baños que son modernos, unisex y están situados en las salas de reuniones.
“Lo de separar los baños por sexos y ubicarlos en habitaciones cerradas es cosa del pasado”, ha explicado el director de las oficinas e ideólogo de los nuevos servicios.
«Es importante, en una oficina moderna, no distinguir ni entre hombres y mujeres ni entre gente que está yendo al baño y gente que está trabajando», explica el director de las oficinas.
«Es prioritario que todos los trabajadores establezcan lazos de confianza entre sí. Por eso organizamos actividades extralaborales o ponemos el retrete a la vista de todo el mundo”, ha detallado a los periodistas que se han interesado por la innovadora propuesta. Según fuentes de la empresa, los directivos confían en que, una vez los trabajadores se vean defecar unos a otros, se refuerce el ambiente laboral.
“Ahora todos sabemos detalles que antes desconocíamos. Por ejemplo: González se quita la camiseta cuando va al baño; es una costumbre ciertamente extraña pero saberlo puede ayudarnos a trabajar con él”, explica un directivo de la empresa.
Además de “favorecer la confianza mutua”, los directivos quieren aprovechar todo el potencial de sus oficinistas, muchos de los cuales han reconocido en charlas informales que “las mejores ideas salen cagando”.
“Ahora solo se trata de favorecer que las mejores ideas salgan en la sala de reuniones y delante de todos los compañeros”, añade el directivo.
A última hora de la mañana, empleados de Jenkins & Co. han informado que el jefe del departamento de marketing ha convocado a cinco trabajadores y los ha despedido en la misma sala de reuniones sin dejar de jugar al Candy Crush.