Un niño salió ayer por la tarde un poco antes del colegio y, al llegar a su casa, vio a papá poniendo su semillita en una mamá que no era la suya.
Una vez plantada la semillita, la otra mamá nueva salió de la casa deprisa y corriendo. El niño pudo verle una de las tetas de las que saldrá la leche que alimentará al bebé cuando haya pasado un tiempo.
«Papá quiere mucho también a esa señora que es como una mamá pero no es mamá y, con los besitos y los abrazos y la semillita de papá, la barriga de esa otra mamá se convertirá como en un horno del que saldrá un hermanito mío que luego traerá la cigüeña», ha explicado el crío, que no sabe aún «si la cigüeña vendrá a casa con el bebé o lo dejará en la casa de la otra mamá que no es mamá, igual se hace un lío».
El niño piensa que, muy probablemente, mamá cuidará del bebé cuando esté fabricado en el horno de la otra mamá y la cigüeña lo traiga.
«Papá ha tenido que poner la semillita en otro horno porque mamá está todo el día fuera y no tiene tiempo para hacer el bebé y por eso papá pide que le traigan comida de fuera pero luego nos la comemos todos juntos en la cocina, y con el hermanito pasará lo mismo, que nos lo hará esa otra mamá porque la nuestra no tiene tiempo pero el bebé llegará a nuestra casa y será mi hermanito aunque la semillita la haya puesto papá en otro horno porque el de mamá no estaba porque ella ahora trabaja mucho», ha argumentado.
El niño ha asegurado también que «papá prefiere que mamá no sepa nada de la semillita, así que hay que estar muy callados porque a veces las semillitas no se convierten en bebés en el horno y es mejor que mamá no se haga ilusiones, como cuando no le dijimos nada de la fiesta de cumpleaños sorpresa que luego mamá se emocionó y papá dijo que era porque estaba contenta pero mamá estuvo días muy triste y tomando las pastillas de encontrarse mejor».
