En un nuevo documento de Microsoft Word, el teclado de tu ordenador ha rogado esta mañana que no le sirvas más café. Pese a que agradece el gesto, ha constatado que la cafeína le resulta perjudicial porque aumenta el parpadeo del cursor y el ritmo de las pulsaciones.
El teclado considera que, ya que lo has pedido para ti, lo mejor es que te lo tomes tú.
«Me pongo tan nervioso que me bloqueo, no me salen las palabras. Y luego exploto y las suelto todas de golpe, frenéticamente. Pensaba que era un tema de memoria, pero ahora estoy convencido de que es por el café. De verdad, no quiero más», ha insistido el dispositivo.
«Lo has pedido para ti, mejor tómatelo tú», insiste
Tu teclado también ha aprovechado la ocasión para comentarte que le resulta muy incómodo escribir frases enteras en mayúsculas para que luego se las hagas borrar y reescribir en minúsculas. «Si no te importa, piensa bien si quieres la frase en mayúsculas o en minúsculas antes de ponerte a escribir. Es que, si no, me obligas a hacer las cosas dos veces», ha rogado.
Al cierre de la edición, fuentes de tu bolso han confirmado la recepción de una llamada de auxilio procedente del núcleo interno que podría tener su origen en tus llaves de casa, en paradero desconocido desde el martes.
Aunque la señal es débil, tus pinzas para el pelo han iniciado una expedición en la que atravesarán el manto inferior de tu bolso y, utilizando el cable de los auriculares, intentarán rescatar las llaves de donde supuestamente se encuentran. El tampón arrugado ha podido ver esta mañana parte del llavero, pero el resto lo tapaba una batería del Nokia 3010.