Con la intención de disponer de alternativas más saludables, un bebé ha hecho saber a su madre mediante llantos y mordiscos que no quiere verse obligado a consumir leche de origen animal que no solo proviene del sufrimiento de un mamífero sino que es rica en grasas saturadas y puede perjudicar su salud a largo plazo.
“Desconfía de mi leche y parece más contento cuando me refiero a ella como ‘full latte’”, ha explicado la madre a la prensa tras acudir al médico, que le ha preguntado si concibió a su hijo en los baños de un Starbucks.
Al poco de nacer, el bebé parecía muy interesado en comprobar si la alimentación era saludable y la mujer vivía en campo abierto para poder considerar su leche como “ecológica”. Poco a poco, el crío ha acabado admitiendo únicamente alternativas vegetales.
A última hora de la mañana, la madre del pequeño ha informado que se ha visto obligada también a escribir el nombre de su bebé en sus pechos antes de darle cada toma. “Si no lo hago, se hace el loco porque no sabe si son para él o no”.