Siendo consciente de estar haciendo caso a un objeto fabricado industrialmente, Cristian García, de 37 años, ha decidido seguir el consejo que le ha dado esta mañana una taza, tal y como ha explicado a la prensa, reconociendo que «muy probablemente la taza le dé el mismo consejo a todo el mundo».
«Quizá la taza tiene un punto y sabe algo», dice Cristian
“¿Qué sabe la taza de mí o de mi situación? Nada, lo sé, pero tengo que admitir que puede tener razón y no pierdo nada por hacerle caso”, ha declarado García esta mañana a la prensa, asegurando que su intención de seguir las instrucciones de la taza es “inquebrantable”. “¿Qué puedo perder?”, ha dicho.
“Es cierto que la taza podría decir las cosas más como una sugerencia, en plan lo que haría ella si fuera yo, pero entiendo que el diseñador ha escrito el mensaje así en imperativo por una cuestión de espacio”, ha explicado.
Al cierre de la edición, diversas fuentes han asegurado que García, tras “sonreír y mostrar buena actitud durante todo el día”, ha podido comprobar que su vida seguía siendo “igual de miserable”, por lo que ha mostrado su arrepentimiento de hacer caso “a una estúpida taza de mierda que algún gilipollas me regaló para el amigo invisible y que probablemente tengan miles de personas».
También ha declarado estar “hasta la polla» de que «las cosas” le den órdenes y le digan lo que debe hacer.