Según han informado sus familiares, las tres adorables postales que Natalia Guzmán compró este verano durante sus vacaciones en Menorca con la intención de renovar completamente la estética del recibidor de su domicilio y darle al mismo «un tonito playero y menorquín» aún permanecen, varias semanas después, en el fondo del cajón del escritorio de la salita.
En el sobre de las postales hay también varios folletos de información turística de la isla que, según dijo Natalia al guardárselos en el bolso, «estudiaré con más calma en casa para empaparme de la interesantísima historia cultural de este pueblo”.
La mujer también habría adquirido en un mercadillo hippie una faldita de colores que tiene intención de ponerse «cualquier día de estos» y un sombrero de paja que guardó en el armario en cuanto bajó del avión.
Al cierre de la edición, el entorno de Natalia ha informado de que el libro «100 recetas de cocina menorquina» que adquirió con entusiasmo todavía permanece envuelto.