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La pescadería Pili se despide de su último emperador

ES EL ÚLTIMO DE SU ESTIRPE

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Amigos, clientes, ciudadanos anónimos y un buen número de políticos y otros cargos públicos han querido rendir un homenaje al último emperador de la pescadería «Pescados y Mariscos Pili y Antonio» acercándose al mercado de l’Abaceria Central de Gràcia, en Barcelona, donde esta misma tarde ha tenido lugar una ceremonia de despedida. Pili ha querido agradecer el apoyo «impresionante» que está recibiendo desde todos los ámbitos, incluidas las redes sociales.

Durante el acto de despedida, Pili pronunció unas palabras en las que destacó que «hoy es un día muy triste pero muy especial en el que se unen el orgullo y la emoción junto a la tristeza, pues este último trozo de emperador, hermosísimo para hacer a la plancha con una picadita de ajo, es el último de los suyos».

«Aquí hemos presenciado varias generaciones de emperadores sucederse unos a otros, presidiendo con majestuosidad desde su trono de hielo nuestra humilde parada como auténticos reyes del océano. Sin embargo, desde el pasado viernes supimos que este último iba a representar el final de su estirpe y que no habría descendencia para los de su clase», comentaba Pili, que culpa a la crisis del declive de los emperadores «y a la pérdida de los valores tradicionales» que ha llevado a las clientas de esta tienda a perder la confianza en este pescado, al que ven «muy alejado del pueblo» debido a su elevado precio.

«Era un ídolo con pies de barro y su fin representa el final de una era»

Según ha asegurado Pili, los emperadores seguirán surcando los mares «pero ya no tienen lugar en mi tienda, donde los últimos años estaban como un pez fuera del agua; ya no pertenecen aquí, donde ofrecemos productos de precio ajustado para estos tiempos aciagos y oscuros».

«No se vende. De hecho, este emperador llevaba aquí desde el pasado jueves porque la gente prefería ni mirarlo y optaba por el boquerón, que siempre ha sido más plebeyo y ha estado al lado de los hombres en épocas de escasez», explica la pescadera, que lamenta el olvido al que se está sometiendo «a todos esos grandes pescados de sangre azul, cuyas venas están cargadas de metales nobles como el mercurio».

«Estaba claro que el final de su etapa, y la de los suyos, había llegado, porque ya no tenía aquel brillo en los ojos, aquella frescor de sus primeros días…», subrayaba también una clienta, que aseguraba sentirse «otra cómplice silenciosa» de la situación. «¿Pero qué otra cosa podía hacer una mujer sencilla como yo? Teníamos que darle la espalda».

Al cierre de la edición ha podido saberse que Pili, que se ha llevado el emperador a su casa ya que nadie lo ha comprado, se lo ha comido acompañado de un vino de bodega y un tomate raf abierto con sal.

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