La próxima semana, el titular de Economía, Luis de Guindos, elegirá al máximo responsable del denominado banco malo. Para facilitar la elección del cargo, que aglutinará los poderes de presidente y consejero delegado de la nueva sociedad, el Gobierno ha iniciado un proceso de selección que ha congregado en la sede principal del Ministerio de Economía a gente de la peor calaña.
«Se chantajean entre ellos para avanzar en la cola, intentan sobornar a la organización y pretenden que nos hagamos cargo de sus gastos de transporte y dietas. El nivel es muy alto», reconoce un portavoz del Ministerio.
Madrid, hasta los topes de hijos de puta sueltos
«Hay mucho hijo de puta suelto, pero es raro verlos tan juntos y en fila india. Algunos ni siquiera saben cómo se hace cola porque nunca han tenido que esperar», reconoce un agente de movilidad que ha tenido serios problemas porque los candidatos le confundían con el aparcacoches del Ministerio: «Han empezado a llegar con sus coches de lujo con cristales tintados y pretendían que se los aparcara. Esto no es un hotel», protesta.
Tendrán que hacer llorar al becario, mentir a la cara y destruir documentos
El casting pide a los candidatos que demuestren su habilidad para jugar con el dinero de los demás, premiando la creatividad y la capacidad de improvisación, y consta de un circuito de velocidad donde el «hijoputa» debe destruir documentos con celeridad antes de que aparezca el auditor. También se evalúa la capacidad del aspirante para conducirse en el tráfico de influencias y mantenerse firme en un Consejo de Administración mientras se está bajo los efectos de la cocaína.
En general, los aspirantes se muestran optimistas: «Vengo de Bankia, estuve metido en el ‘fregao’ y nadie tiene tanta experiencia como yo», explica uno de los candidatos. «Mi madre es la gran puta. Creo que con esto ya está todo dicho. El puesto será mío», añade otro ejecutivo con la mano en el pecho de una reportera.
