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Un niño obtiene el cinturón negro tras liquidar al profesor de karate de una patada

"EL PELIGRO AHORA ES QUE SE CONFÍE", DICEN SUS PADRES

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Andrew Caruello, aprendiz de karate de 8 años de edad, ha pasado directamente del cinturón blanco al negro con una patada mortal que ha acabado con la vida de su profesor, rompiéndole el cuello por siete puntos distintos. «Supongo que es la suerte del principiante, pero la patada ha sido perfecta», reconoce el padre del niño, que tuvo la suerte de vivir en directo el ataque. La viuda del profesor asegura que «mi marido se sentirá orgulloso esté donde esté», aunque como murió en el acto es improbable que el maestro apreciara la proeza de su alumno.

«Todos me han felicitado», dice el niño

«Estoy muy contento y todo el mundo me ha felicitado», declara el niño, que quiere seguir entrenando cuanto antes. «Dejemos que descanse unos días, que disfrute de su cinturón negro, mientras nosotros le buscamos un profesor particular que esté a la altura de su nivel», dice el compañero del maestro fallecido, que tomará su relevo en la escuela Funakoshi de Berkeley. Mientras le buscan un nuevo instructor, el pequeño Andrew practica en el parque, donde su patada mortífera ya ha matado a un Cocker Spaniel y a la anciana que acudió en su ayuda.

«El peligro es que se confíe»

Los padres del joven cinturón negro creen que la situación de su hijo es muy peligrosa: «Cuando logras el éxito tan pronto y de forma tan repentina, lo normal es que te acomodes», explican. «Le hemos dicho que ahora tiene que seguir practicando porque, aunque su patada es perfecta, todo se puede mejorar y no se puede dormir en los laureles», insiste la madre, que está dispuesta «a pagar a los profesores que hagan falta para que el niño siga practicando su patada de la muerte».

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