A lo largo del día de ayer un suceso causó cierto revuelo en Instagram, el popular servicio de intercambio de fotografías: cientos de usuarios de esta aplicación pudieron ver cómo la mismísima Virgen María se les aparecía en su “timeline”. La virgen, que según explican los que se la han encontrado aparece «rodeada de luces y destellos de estética vintage», podría haber aparecido para transmitir decencia en la red social y mostrar su profundo disgusto por la alta presencia de fotografías de gintónics y escotes sugerentes.
La noticia enseguida se propagó por Internet, por lo que miles de internautas de todo el mundo acudieron a Instagram a brindar su fe a la madre de Dios, libre de todo pecado. A muchos les defraudó comprobar que la virgen no llora sangre: desde Instagram aseguran que están trabajando en un nuevo filtro para solucionar ese problema.
Demasiado desenfocada para ser concluyente
Algunos expertos tildan la aparición de montaje, dado que está claramente desenfocada y los brillos típicos de las fotos de Instagram no dejan que se aprecie bien la cara de la virgen. «Podría ser la virgen o podría ser un muñeco de esos manga, nunca se sabe, la aparición no es concluyente», ha declarado a El Mundo Today el padre Almunia, teólogo del Vaticano. «Yo dudo mucho de que la virgen pose para que le hagan una foto con el móvil. Jesús, en cuantito vuelva, lo hará para mezclarse con los jóvenes. Ser hará fotos a los pies, con las heridas del calvario y quizá frente al espejo del baño. O con los apóstoles en el Primavera Sound, vistiendo una camisita de cuadros y unas Ray-Ban».
Pese al escepticismo inicial, desde el Vaticano aplauden que los internautas compartan su fe de cualquier manera posible; sin embargo, no es la primera vez que la Iglesia Católica debe prestar atención al uso de móviles en la fe moderna. El mismo Papa denunció en su última aparición pública que «mucha gente viene a la Santa Misa más por hacerse fotos y decir que están allí a sus contactos de Facebook y Twitter que para atender a las palabras del Señor». Y, ciertamente, en la misa del pasado domingo podían verse más brazos levantados grabando la ceremonia que gente santiguándose.