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Cierra un minibar por huelga de minicamareros

SE RESPETARÁN LOS SERVICIOS MINIS

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El minibar de la habitación 230 del Hotel Santo Eladio de San Sebastián ha tenido que cerrar sus puertas esta mañana a causa de la huelga de minicamareros que se anunció ayer a través de un post-it a la dirección del establecimiento. «Llevaban meses quejándose de sus minisueldos y al final la rabieta ha estallado», explica Dolores Nájera, relaciones públicas del hotel.

Aunque admite que los sueldos son reducidos, Nájera asegura que muchos clientes dejaban propinita. «Si acercas la oreja al minibar les oirás decir que con la crisis han bajado las propinitas. Pero es un problema global que nos afecta a todos», argumenta. La dirección del hotel teme que las protestas se extiendan a otras habitaciones «porque los minicamareros están intentando ganarse el apoyo del servicio de limpieza, que pasa información de una habitación a otra». También ha condenado «el lanzamiento de botellines molotov contra la moqueta, dejando manchas que luego cuestan de sacar».

La huelga, que Dolores Nájera insiste en llamar «problemita», estalló cuando un niño de tres años que se hospedaba en la habitación 230 se hizo con las llaves del minibar y empezó a jugar con los botellines y los minicamareros «como si fueran piezas de Lego». El minibarman fue agitado violentamente y sigue aquejado de fuertes mareos. Asimismo, varias bolsitas de almendras fueron abiertas y su contenido se dispersó por toda la habitación, provocando pérdidas valoradas en varios céntimos de euro. El incidente, conocido ya como «el jueves negro», acabó de minar la moral del personal del minibar, que desde entonces se niega a servir a sus clientes «hasta que dejemos de ser niminiminimileuristas».

Se respetarán los servicios minis

La dirección del Santo Eladio ha asegurado que se respetarán los servicios minis. Pese a ello, los clientes a los que se asigna la habitación 230 son debidamente informados «de los chilliditos y los golpecitos que pueden oírse por las noches, en el punto álgido de las protestas, especialmente si se tiene el oído muy fino».

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