«A mí un taxista me llevó a un hospital cuando en realidad quería ir a otro», explica una chica de Barcelona, «Es una situación violentísima y ni siquiera sabes cómo reaccionar o a quién acudir. Y al final lo único que puedes hacer es coger otro taxi y tragarte el orgullo. Basta ya».
Víctimas en ambos lados del asiento
El Día Internacional contra la Violencia Taxista pone el acento en la necesidad de hacer frente a esta problemática. «Nos referimos a ‘violencia’ porque a veces se dan situaciones muy violentas y embarazosas a bordo de un taxi. Y a veces es el mismo taxista el que las sufre, por supuesto, no se trata de criminalizar a nadie sino de poner fin a estas situaciones», comenta un portavoz de la Asociación Nacional contra la Violencia Taxista.
Y es que muchas de las situaciones difíciles que se dan a bordo de un taxi pueden tener a taxistas como víctimas. José lleva 30 años acompañando a clientes de un lado a otro de la ciudad. «Una vez me dejaron a una abuela en el taxi. Se fueron los clientes y me dejaron con la abuela allí dentro. Me dijeron que bajarían a por ella y no lo hicieron», se queja José. La abuela sigue en su taxi desde entonces. Y han pasado ya cuatro años. «A veces me la llevo a casa, pero prefiero dejarla en el taxi por si vuelvo a encontrarme a sus familiares». José lamenta que, por tener a la abuela en el taxi, haya perdido muchos clientes, dado que dispone de una plaza menos «y a la abuela se le escapa el pis en la tapicería y apesta todo».