Esta mañana, el Royal Veterinary College de Londres ha decidido sacrificar a Tyler, un perro de la raza Welsh Cardigan Corgi con el que se experimentaron nuevas vías de domesticación sin obtener resultados satisfactorios. Desde su nacimiento, Tyler fue educado bajo las premisas del sistema de la LOGSE, que en España se empezó a probar con niños en los años noventa. «Fomentamos un currículo abierto, implantando los valores de la tolerancia y el respeto a las minorías. Nunca utilizamos la violencia o el miedo como herramientas de penalización y escuchamos siempre sus opiniones y puntos de vista», explica uno de los veterinarios. Tyler no tardó en desafiar a la autoridad, mostrando una actitud dispersa y un escaso interés por todo lo que no fuera comer, dormir o copular. «Era incapaz de articular un ladrido. Le tirabas un palo y en vez de traértelo lo arrojaba contra otros perros», reconocen los expertos.
«Sus ojos decían ‘Mátame'», argumenta uno de los veterinarios para justificar la muerte del animal, que ha sido muy criticada. «La sociedad no quiere perros que no sepan distinguir un periódico de un trozo de madera. Tyler sabía que no había futuro para él y eso acabó provocándole rabia, que en los perros es mortal», insiste el especialista. Dolores Parmalat, portavoz en España de la protectora de animales PETA, cree que el error fue «que no asistiera a clases de refuerzo ni tuviera profesores particulares para apoyarle en sus naturales carencias». El Royal Veterinary College descartó tales medidas por problemas presupuestarios.
Era fanático de Alejandro Sanz
Tyler mostró desde pequeño un gran interés por la música y, pese a no haber estado nunca en España, vibraba con las canciones de Alejandro Sanz. «Normalmente un perro aúlla al oír la sirena de las ambulancias. A él le pasaba esto con el pop español. No descartamos que haya algo en la LOGSE que genere este tipo de filias», explican sus cuidadores.
