Tras el robo de contraseñas y datos personales que han sufrido miles de usuarios de la consola Play Station 3, el gigante informático Microsoft ha decidido tomar medidas para proteger de ataques similares a los clientes de su servicio XBox Live. «Debemos aprender de los errores de la competencia y reforzar nuestra seguridad. Pero necesitamos que nuestros usuarios colaboren y cambien sus actuales contraseñas por la palabra ‘hellokitty’, todo junto y en minúsculas», explicaba esta mañana un portavoz de Microsoft Ibérica.
La compañía recomienda que se utilice ‘hellokitty’ también para blindar cuentas bancarias, móviles y alarmas. «En el Pentágono llevaban años empleando la contraseña ‘Sharon’ para sus archivos secretos y ahora también se han cambiado a ‘hellokitty’. ¿Por qué? Pues porque nadie se la espera. Es demasiado ridícula como para que alguien decida emplearla para asuntos importantes. La prueba es que probablemente a usted tampoco se le había ocurrido», insisten desde Microsoft.
Numerosos expertos en seguridad informática confirman que las estrategias de protección de datos habían alcanzado niveles de complejidad tan elevados que los hackers habían aprendido a lidiar con complicados algoritmos y largas combinaciones de cifras y números. «Optar de repente por una palabra estúpida y simple les dejará completamente fuera de juego. Tardarán años en darse cuenta de que les hemos dado esquinazo. Y para entonces tenemos una nueva estrategia pensada: nombres de Pokémons. Hay cientos de ellos, los iremos cambiando y les será imposible hacerse con todos», explican portavoces de la compañía de Redmond.
Para convencer a sus clientes de que la contraseña ‘hellokitty’ es el futuro para todos, Microsoft ha puesto como ejemplo a Rose Cardigan, una anciana de Liverpool que lleva 6 años utilizando esta palabra sin haber sufrido ataque alguno. «Su nieto la convenció para que usara esta contraseña para proteger su cuenta de correo y desde entonces no ha habido sustos. Si algo funciona así de bien, sería absurdo que no lo utilizáramos todos», sentencian los especialistas.
