El director general de Tráfico, Pere Navarro, ha anunciado esta mañana la incorporación de una nueva señal en el código de circulación: «La señal es nueva pero todos sabemos qué significa: es el emblema del anarquismo. Esta filosofía del desgobierno, por suerte o por desgracia, es común en las carreteras españolas. Hay zonas en las que no se puede evitar, pero sí se puede advertir», ha explicado Navarro.
La Dirección General de Tráfico insiste en que «esto no es un sálvese quien pueda generalizado porque solo se aplica en puntos sensibles al caos. Y en estos puntos se ha demostrado que seguir las reglas bloquea, y más cuando todos los demás se las saltan. La señal anarquista no solo recomienda sino que obliga al conductor a obedecer a sus instintos en estos casos. Se trata de cerrar los ojos, acelerar y salir de ahí lo antes posible por el bien de todos», insiste Pere Navarro. De momento, se han instalado 566 señales anarquistas en la Red de Carreteras del Estado y los desplazamientos de Semana Santa serán la prueba de fuego para esta nueva medida.
La señal anarquista ha provocado reacciones encontradas entre los conductores. «Si estoy en una zona con señal anarquista, ¿puedo bajar del coche y violar a una mujer en la cuneta? ¿Se aplica todo esto a los peatones o tengo que forzar a la chica dentro del coche para que sea legal?», preguntaba un automovilista confundido, que se quejaba de la falta de información: «Necesito tener esto claro, viajo con cinco niños y no quiero arriesgarme a hacer las cosas mal».
Ante las dudas, la DGT ha aclarado que «el anarquismo al que se refiere el nuevo código circulatorio tiene que ver con las maniobras de conducción. La señal no invalida el Código Penal. Permite saltarse un stop o adelantar por la derecha si el conductor estima que es lo más efectivo, pero no le da luz verde para disparar, saquear un área de servicio o decapitar a otros conductores».
A pesar de los matices, son muchos los curiosos que han instalado sillas alrededor de algunas de las señales anarquistas «para sentarse a observar esperando a que alguien la líe».