«Parece que piensen con algo que tienen debajo del hábito y no con la cabeza y el corazón, como se espera de ellas» comenta Sor Soledad, la Madre Superiora. «Lo de la barba, sin embargo, no es un problema porque estamos educadas en la austeridad. No es tampoco una novedad, precisamente. De hecho, ni los pedos lo son. Antes eran pedos de monja y ahora son pedos de camionero, pero sin duda es un problema menor. El problema de verdad es el comportamiento», insiste la mujer.
«La hermana Marisa, siempre tan afable y atenta, estuvo toda la tarde viendo películas de Bruce Willis y rascándose la entrepierna. Por otra parte, la hermana María y la hermana Eva jugaron a ‘golpearse el cabolo con el puño cerrao’ por turnos. Luego se cansaron y se fueron a la vía del tren, a ver quién se apartaba la última para demostrar su virilidad. Ganaron las dos. Ahora están disfrutando de una vida mejor junto a Nuestro Señor» explica Sor Soledad.