Albertito Juancho, autor en la sombra de la obra pictórica de Joan Miró, ha muerto esta mañana en Calafell a la edad de 93 años. Sus primeros trabajos empezaron a ser reconocidos cuando su madre, en 1918, organizó un encuentro en su casa para mostrar a varios personajes de la cultura del momento «lo que hace mi niño». El crío en cuestión, que contaba entonces con apenas un año de vida, deslumbró a Miró y el resultado de su alianza impulsó y dignificó el trabajo de otros muchos niños del arte europeo, verdaderos artífices de la vanguardia cultural.
Julien Lemard, la criatura cubista que se escondía detrás del talento de Fernand Léger, no dudó en calificar a Juancho de «genio de los rayotes» y esta misma mañana ha sido el célebre Pepe Lozano, autor de las obras más reconocidas de Antoni Tàpies, quien ha propuesto organizar una merienda en su honor en el Parc de les Aigües de Barcelona, donde el fallecido perpetró gran parte de sus dibujos mientras comía sus conocidos bocadillos de fuagrás.
«Toda esa generación de niños ha hecho que el arte contemporáneo sea lo que es hoy en día. Su corta edad les impedía presentarse en sociedad, elaborar un discurso propio, organizar exposiciones. Aliarse con intelectuales del momento que ponían nombre y voz a lo que ellos creaban les quitó notoriedad pero con el tiempo les ha consolidado como creadores» admite Estrella de Diego, autora de «Los niños que lo hacían todo».
La Asociación Española de Artistas con Pañales (AEAP) ha lamentado la muerte de Albertito Juancho y ha aprovechado para reivindicar el papel «de esos cientos de niños artistas que, cuando se hacen mayores y empiezan a pintar cosas que se entienden, son apartados fulminantemente del ámbito artístico sin que se reconozca su labor ni se les integre siquiera en el ámbito de la crítica».
