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El Gobierno sustituye a los funcionarios en huelga por peluches

LA PRODUCTIVIDAD HA AUMENTADO UN 47%

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Cándido Méndez, secretario general de la Unión General de Trabajadores (UGT), ha advertido esta mañana que el Gobierno podría estar recurriendo a peluches para sustituir a los funcionarios que han secundado hoy la huelga general. Aunque no sería una práctica ilegal, según Méndez «se trata de un recurso ruin que socava los derechos de los trabajadores y también de los funcionarios».

La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, ha admitido que en algunos casos ha sido necesario «ejercer medidas paliativas para garantizar el cumplimiento de los servicios mínimos». Lo cierto es que la huelga apenas se ha notado en el sector público y los ciudadanos han recibido en los organismos oficiales el trato al que están acostumbrados. Cabe reseñar únicamente la avería de un muñeco Cocolín Caquitas en la sede principal del Ministerio de Hacienda, que se ha visto envuelta en el caos a primera hora de la mañana.

«Es gordo, apenas habla y deja pelo: exactamente igual que don Fernando, el señor que me atiende habitualmente», declaraba una mujer tras ser atendida por un oso de metro y medio de alto en la biblioteca municipal de Lavapiés, en Madrid. El muñeco no ha efectuado ninguna gestión «pero es que yo sólo venía a devolver unos libros, así que no he notado nada raro», insiste el testimonio.

Al ser informados de la maniobra de los peluches, algunos piquetes han acudido a sus puestos de trabajo para enfrentarse a sus sustitutos de felpa. «Llegan, gritan un poco y se lían a guantazos con los muñecos. Al cabo de unos segundos ya se cansan y se van a tomar una caña al bar de al lado. Otros han optado por llorar de rabia y abrazarse a los propios peluches», explica De la Vega. Según la vicepresidenta primera, la presencia de los juguetes en las instituciones está generando «un sorprendente aumento de la productividad que no habíamos previsto». Cándido Méndez ha animado a los piquetes «para que se hagan fuertes y no sucumban a la ternura de esos osos de felpa, que son los osos que vienen a quitarnos nuestros puestos de trabajo».

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