El vertido de un camión repleto de gomina en la autovía Igualada-Terrassa, en la provincia de Barcelona, provocó ayer por la tarde una plaga de individuos repeinados que se desplazaron desde las afueras de Sant Genís hasta L’Espelt sembrando el orden, comportándose como contables y, en algunos casos, intentando persuadir a otros transeúntes para que invirtieran en Bolsa.
«Mientras no llegaron las autoridades, se revolcaron en la gomina que se había esparcido por el asfalto. Luego apuntaban cosas en unas libretas, hacían sumas y discutían entre ellos sobre economía y finanzas», explica el conductor del vehículo siniestrado. El olor del producto atrajo, según los Mossos d’Esquadra, a más de 120 engominados que, mediante mensajes de texto o llamadas de sus secretarias, se iban avisando unos a otros. «Incluso en una escuela cercana muchos niños empollones sintieron la llamada de la gomina y pidieron permiso para salir del aula. Afortunadamente, se les denegó y obedecieron», explica uno de los agentes.
Aparte del peligro que conllevaba la presencia de los engominados en plena autovía, algunos de ellos se reunieron en el centro de la calzada para celebrar un consejo de administración que impidió el paso de los coches. Ni siquiera las advertencias de los Mossos d’Esquadra consiguieron interrumpir la reunión en un primer momento, puesto que los asistentes fueron capaces de convencer a los agentes de que se estaba hablando de asuntos fundamentales para el bien de la empresa. «Hablaban tan bien y eran tan educados que al principio te sabía mal echarles. Al fin y al cabo, estaban trabajando», reconoce uno de los miembros de la autoridad que intentó razonar con los ejecutivos.
Finalmente, la ayuda de varios miembros de la comuna hippie de Camí de Can Cansalada pudo ahuyentar a los señores repeinados, aunque algunos de ellos siguen escondidos entre los matorrales planeando recortes de gastos. Los Mossos d’Esquadra continúan repeinando la zona en estos momentos.
