María Romero se enfrenta ahora a una posible condena por homicidio en grado onírico que espera no tener que cumplir «ni en sueños». Pese a ello, admite que no debería haber cenado garbanzos ayer «porque siempre me provocan pesadillas y gases». El esposo de Romero corrobora este hecho: «He sido apaleado y gaseado sin descanso esta madrugada, con lo cual pueden ustedes comprender que los ochenta muertos me traen sin cuidado», se lamentaba el hombre esta misma mañana.
No es la primera vez que una pesadilla provoca una tragedia en Tarragona. En 1993, un aficionado del Espanyol soñó que su equipo ganaba la liga.