«Sabe alemán perfectamente, pero les sigue hablando en español en plan lento y gesticulando mucho, no sé por qué lo hace», explica su hija. «No se trata tanto de que mi padre se niegue a integrarse, sino a cierto españocentrismo, no sé si me explico. Creo que no sabe muy bien dónde empieza y dónde termina España».
«El problema es que a mi padre los ‘guiris’, como él los llama, al principio le divierten pero luego le cansan. A veces le preguntan una dirección y los envía a otros sitios», prosigue la hija de Paste. «A mí me da rabia porque yo también soy alemana».
Cuando se le pregunta sobre el tema, Antonio no entiende cuál es el problema: «Yo no soy extranjero, soy español. Has ido a preguntar al único de todo el país que no es extranjero. Ya es mala suerte, porque esto está lleno, son una plaga».